Pioneros de la casa de campo ecológica en Chiapas, México – long version

Ecolodge Pioneers in Chiapas, Mexico

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Long Version

Ecolodge Pioneers in Chiapas, Mexico

We were based in San Cristobal de las Casas, an old colonial city high in the mountains of Chiapas, Mexico, studying Spanish during the week and seeking out adventure on the weekends. One day, the director of the school announced that a friend was about to open an eco-lodge and was looking for people who would like to spend the day there free of charge. There would be food, horseback riding and hiking. We immediately signed on to go, but curiously few others did, possibly because of the political and social turmoil in the area. We were warned to be back by dark.

The following Saturday found us stepping off the bus at the rutted dirt track that led to the lodge. We walked up the mile-long driveway to the property, passing fields of spent corn with bony cattle foraging for remnants of the harvest. The lodge was actually an old ranch house situated on a knoll overlooking the extensive holdings of a former hacienda. The setting was scenic and relaxing. We met the co-owners, one an eccentric war journalist from San Cristobal and the other an overly mellowed middle aged adventurer from the U.S. They told us they were just getting started and wanted our impressions of what they had to offer.

We went horseback riding through a classic Chiapas landscape of rolling hills of pine and oak, and returned to the ranch much later than planned. Dinner was being painstakingly prepared by several indigenous women who had been hired for the day. The food finally arrived and was delicious. However, we ate hurriedly as the sun was going down and we did not want to miss the last bus.

As darkness fell, we walked down to the road and waited for the bus. Soon the indigenous women joined us. After about an hour it became apparent we had missed the last bus. The women looked very worried, which made us nervous. They said we needed to flag down vehicles and ask for a ride. Several stopped but the women rejected the rides for reasons we could not discern. Finally, a truck stopped and we negotiated a price to the next town. There, we contracted two taxis to take us the rest of the way. We finally arrived back at San Cristobal, unsure of how much danger we had been in but nonetheless relieved to have returned safely.

Pioneros de la casa de campo ecológica en Chiapas, México

Estábamos basados en San Cristóbal de las Casas, una vieja ciudad colonial en lo alto de las montañas de Chiapas, México, estudiando español durante la semana y buscando aventuras los fines de semana. Un día, el director de la escuela anunció que un amigo estaba a punto de abrir una casa de campo ecológica y buscaba a gente que quisiera pasar el día allí gratuitamente. Habría comida, paseos a caballo y caminatas. Nos incorporamos inmediatamente, pero curiosamente pocos otros lo hicieron, quizás debido a la agitación política y social del área. Nos advirtieron que regresáramos antes del anochecer.

El sábado siguiente nos bajamos del autobús en una senda llena de baches que conducía a la casa de campo. Subimos por el camino que llevaba a la propiedad, pasando maizales agotados donde ganados flacos forrajeaban en busca de sobras de la cosecha. La casa de campo era realmente una vieja casa ranchera situada en una loma con vista a las extensas propiedades de una hacienda anterior. El entorno era pintoresco y tranquilizante. Conocimos a los dueños, uno un periodista de guerra excéntrico de San Cristóbal y el otro un aventurero estadounidense maduro y relajado. Nos dijeron que acababan de comenzar y nos pidieron nuestras impresiones de lo que ofrecían.

Montamos a caballo a través de un paisaje clásico de Chiapas con colinas suaves cubiertas de pino y roble, y regresamos al rancho mucho más tarde de lo previsto. La cena estaba siendo preparada afanosamente por varias indígenas que habían sido empleadas para el día. La comida finalmente llegó y estaba deliciosa. Sin embargo, comimos apresuradamente mientras que se ponía el sol porque no queríamos perder el autobús.

Al oscurecer, bajamos al camino y esperamos el autobús. Pronto las indígenas se nos unieron. Al pasar alrededor de una hora se hizo evidente que habíamos perdido el último autobús. Las mujeres parecían muy preocupadas, lo que nos puso nerviosos. Dijeron que debíamos hacer señas a los vehículos y pedir que nos llevaran. Varios pararon, pero las mujeres los rechazaron por razones que no podríamos discernir. Finalmente, un camión paró y negociamos el precio de llevarnos al pueblo siguiente. Allí contratamos dos taxis para llevarnos el resto del camino. Por fin llegamos de regreso a San Cristóbal, poco seguros del peligro en que habíamos estado, pero aliviados de haber vuelto a salvo.

Comprensión

  1. ¿Por qué solamente unas pocas personas fueron a visitar la casa de campo nueva?
  2. ¿Cuánto duró la caminata entre la carretera y la casa de campo?
  3. Describa a los dos dueños de la casa de campo.
  4. ¿Qué sucedió cuando el autor perdió el autobús de regreso a San Cristóbal?